This site shows Andrea Abalia’s artworks and projects, from staged photography, collage, painting to installation, as well as articles and books published on Art and Art Education with a gender perspective.

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A theatrical stage, a spatial metaphor for the unconscious, floods the physical space, confusing the real and allowing viewers to “enter” the painting. An antique baroque living room with a warm oppressive atmosphere holds a mannequin whose face and arms are sunken and hidden behind it. A clock strikes 0 o’clock, and a mirror reproduces her image. A sinister hesitation lingers as to whether the character is animate or inanimate. An untold story is frozen at midnight, with decorative motifs on the wall premonitory signs of a denouement that never happens except in our imagination.

Un escenario teatral, metáfora espacial del inconsciente, trasciende el formato bidimensional. Como instalación, permite entrar en el cuadro y sentirlo espacialmente, confundiendo las esferas de lo real. La escenografía, un salón de estética barroca, cálida y opresiva, muestra un maniquí de mujer atravesando la pared, con el rostro y los brazos ocultos. Su carácter animado o inanimado es siniestramente ambiguo. Un espejo reproduce su imagen, intensificando la ilusión de realidad. Una bombilla proyecta una luz tenue y dorada. Un reloj marca las 12. Es una historia congelada a medianoche. Las flores de liz, en su enajenada reiteración, presagian un desenlace que solo existe en nuestra imaginación.

Bilbao I Madrid 2009 – Installation

Un escenario teatral, metáfora espacial del inconsciente, trasciende el formato bidimensional. Como instalación, permite entrar en el cuadro y sentirlo espacialmente, confundiendo las esferas de lo real. La escenografía, un salón de estética barroca, cálida y opresiva, muestra un maniquí de mujer atravesando la pared, con el rostro y los brazos ocultos. Su carácter animado o inanimado es siniestramente ambiguo. Un espejo reproduce su imagen, intensificando la ilusión de realidad. Una bombilla proyecta una luz tenue y dorada. Un reloj marca las 12. Es una historia congelada a medianoche. Las flores de liz, en su enajenada reiteración, presagian un desenlace que solo existe en nuestra imaginación.